Monasterio en Túnez Fuente: Wikimedia |
A la vez que se dio la fuga en masa de turistas, varios tour-operadores y aerolíneas anunciaron la cancelación de sus vuelos y recorridos en el país africano, dando así un duro golpe a la economía tunecina, que recibe importantes ingresos del turismo y que lleva tiempo luchando por recuperar el flujo de visitantes que tenía antes de la primavera árabe.
El miedo y el deseo de salir del país es comprensible, y difícilmente puede reprochársele a quienes lo hicieron. Pero el acto invita a la reflexión en el marco de los acontecimientos políticos del mundo árabe.
La primavera árabe, con la cual los ciudadanos de decenas de países se levantaron contra gobiernos autoritarios pidiendo acabar con la corrupción, obtener libertades y democracia, provocó una ola de optimismo respecto al futuro de las naciones árabes. Pero lamentablemente en prácticamente todos lados la esperanza se tornó en decepción al reimplantarse gobiernos autoritarios como en Egipto, fracasar a la hora de cambiar a sus líderes como en Siria o caer en una inestabilidad de la cual parece no haber salida como en Libia.
En medio de toda esa decepción Túnez se levanta como un ejemplo de éxito pues, tras lograr la caída de Zine El Abidine Ben Alí, lograron organizar elecciones democráticas y en ellas triunfaron los candidatos laicos quienes, aliados con musulmanes moderados, han luchado por recuperar la economía del país en un nuevo contexto de respeto a las libertades.
El éxito de Túnez es una amenaza para los grupos retrógrados que se han hecho fuertes en otros países musulmanes, en particular para el Ejército Islámico que se ha declarado mortal enemigo de todos aquellos que no siguen al pie de la letra sus reglas y han destruido el patrimonio cultural de Irak.
La matanza en Susa, se suma al ataque de marzo en el Museo del Bardo donde está muy claro que el objetivo del terrorismo en Túnez es el turismo, y que a partir de estos ataques el Ejército Islámico y sus simpatizantes buscan desestabilizar el país y hacer caer a un gobierno que es el único ejemplo de un gobierno moderado en el mundo islámico. El fracaso de Túnez sería un enorme triunfo para el EI y eso es malo para todos.
Todo esto cabe en este blog de viajes ya que el turismo es una de las principales industrias a nivel mundial, y todo viajero debe, más allá de disfrutar de un país extranjero, ser consciente de que sus acciones pueden tener una importante influencia en los lugares a los que va o deja de ir, tanto a pequeña como gran escala.
Los ataques de Túnez nos enfrentan a nuestra responsabilidad como viajeros, pues al dejar de visitar un país democrático y que lucha por un futuro mejor acercándose a los derechos humanos y a una cultura occidental e inclusiva, estamos dándoles la espalda y dejándolos a su suerte contra uno de los grupos más bárbaros que han existido el último siglo.
Si dejamos de viajar a Túnez estamos logrando exactamente lo que los terroristas buscan ¿queremos darles la victoria?
Ahora más que nunca es importante dar la mano a Túnez, asegurarse de que estos actos no logren el efecto deseado y ayudar a la economía local para que los tunecinos, muchos de los cuales están en contra de este fundamentalismo y que incluso pusieron su vida en juego para proteger a los turistas, no queden en manos del terror y su rico patrimonio perdido para siempre. Viajar es más que disfrutar de una playa, y a veces el simple hecho de llegar un destino puede ser un acto que ayude a cambiar el mundo.
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